Vida

Arroja misterio hallazgo lunar

Moléculas de agua fueron encontradas por el Observatorio Estratosférico de Astronomía Infrarroja en el cráter Clavius -uno de los más grandes y visibles desde la Tierra- en el hemisferio sur de la Luna
C&T
martes, 27 de octubre de 2020 · 00:20

AGENCIA REFORMA
Ciudad de México

El hallazgo en la Luna de aquello que solo se había encontrado en sus zonas más oscuras y frías refresca para la humanidad las posibilidades de exploración espacial.

Se trata de moléculas de agua (H2O) que el Observatorio Estratosférico de Astronomía Infrarroja (Sofia, por sus siglas en inglés) detectó en el cráter Clavius -uno de los más grandes y visibles desde la Tierra- en el hemisferio sur de la Luna, durante una afortunada observación de prueba en agosto de 2018.

Si bien anteriores misiones e instrumentos, como el Moon Mineralogy Mapper, habían confirmado la presencia de hielo en cráteres permanentemente a la sombra alrededor de los polos lunares, el descubrimiento de Sofia indica que el agua puede estar distribuida por la superficie del satélite natural, no limitada a lugares fríos y sombreados.

Tal resultado, publicado en Nature Astronomy y difundido por la NASA, fue celebrado entre científicos abocados al ámbito espacial, pues representa una gran oportunidad para los futuros alunizajes que ya planean las agencias espaciales de Estados Unidos, Europa y China.

“Es un descubrimiento muy importante”, apunta en entrevista el astrobiólogo y colaborador del explorador marciano Curiosity Rafael Navarro, enfatizando la posibilidad de utilizar el agua para obtener combustible: “Si uno rompe la molécula del agua, genera hidrógeno y oxígeno molecular, y esto es el combustible que se requiere para impulsar cohetes, traerlos de regreso a la Tierra o mandarlos a Marte, ya que la Luna se va a volver un sitio intermedio para los viajes tripulados de humanos a Marte”.

Al igual que se hace en la Estación Espacial Internacional, el agua también puede servir para consumo humano y crear oxígeno respirable a través de la electrólisis, o usarse en experimentos y para manufactura de alimentos y plantas, detalla, por su parte, el maestro en medicina espacial Emmanuel Urquieta.

“Ciertamente se abre una nueva oportunidad para aprovechar recursos locales en la Luna, en lugar de requerir transportar agua desde la Tierra, lo cual es extremadamente caro”, añade Urquieta, científico en jefe adjunto en el Instituto de Investigación Traslacional para la Salud Espacial del Programa de Investigación Humana de la NASA.

“Hablamos de producir recursos ambientales localmente y, secundariamente, reducir la masa que viaja entre la Tierra y la Luna y, en el futuro, entre la Luna y Marte. Esto potencialmente puede incrementar la capacidad de masa para experimentos o equipos dentro de las naves”.

Navarro aclara que el agua detectada por Sofia, un avión Boeing 747SP modificado con un telescopio de 106 pulgadas de diámetro y que vuela a altitudes de hasta 45 mil pies, por encima de más del 99 por ciento del vapor de agua de la atmósfera terrestre, para obtener una vista más clara del universo infrarrojo, no es un cúmulo líquido inmediatamente disponible.

“Sino que está atrapada en cristales, en minerales, ya sea en forma absorbida o en la forma cristalina, y la cantidad de agua es muy pequeña”, explica Navarro sobre la concentración de moléculas descubiertas al captar su longitud de onda específica única, a 6.1 micrones.

Según la NASA, las mediciones revelan agua en concentraciones de 100 a 412 partes por millón, lo que sería equivalente a una botella de agua de 350 mililitros atrapada en un metro cúbico de suelo esparcido por la superficie.

“Podemos extraer más agua de las arenas del desierto del Sahara”, abundó Navarro, sin que esto demerite el hallazgo, pues abre la interrogante sobre cómo se forma el agua en un cuerpo sin atmósfera y poca gravedad.

Los científicos estiman que podría deberse a micrometeoritos que impactan sobre la superficie lunar transportando pequeñas cantidades de agua, o por un proceso de dos etapas mediante el cual el viento solar entrega hidrógeno al suelo de la Luna y provoca una reacción química con minerales en el satélite creando hidroxilo, que posteriormente se transforma en agua con la radiación.

¿VIDA EXTRATERRESTRE?
Navarro descarta que el agua detectada pueda ser un indicativo que guíe hacia alguna forma de vida, pues uno de los requisitos indispensables para hallar zonas habitables es la presencia de agua líquida.

“En la Luna se ha encontrado agua en dos formas: una, en estado cristalino, en materiales de tipo mineral donde las bacterias no pueden aprovecharla. Y otra, en el subsuelo, a unos centímetros de la superficie en forma de hielo; pero las temperaturas tan bajas impiden el desarrollo de organismos tal como los conocemos.

“Además, los niveles de radiación cósmica son tan altos que serían letales para cualquier tipo de bacteria”, apunta el científico.
 

 

 

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